viernes, marzo 03, 2006

CONTROL DE ALCOHOLEMIA

El cuadro que esta tarde he observado tiene poco que ver con la realidad.

La ley, fiel protectora de los ciudadanos, insignia del orden y la paz, ha irrumpido en la vida de una familia para demostrar que ellos mismos son los primeros en infligir la propia ley.

El hombre, aldeano, padre de familia y trabajador como el que más, iba tan tranquilo conduciendo su coche por la calle Pablo Neruda y llevando como acompañantes a su mujer y sus dos hijas. De repente, una patrulla de policías los ha hecho detenerse y apearse del vehículo. En esto que el hombre, muy campechano a simple vista, se ha dirigido a los agentes de unas maneras “poco correctas” según el punto de vista de los individuos de uniforme, para preguntarles qué sucedía.

Dos de los agentes, los primeros en bajar del furgón, lo han agarrado de muy malas maneras (puedo poner la mano en el fuego para asegurároslo) y lo han intentado introducir dentro del furgón alegando querer hacerle las pruebas de alcoholemia. El hombre ha intentado zafarse de éstos suplicándoles que se las hicieran en la calle porque sufría de claustrofobia.

Los agentes, tan corruptos como Al Capone, se han reído sarcásticamente y sin soltarlo de las muñecas han hecho un gesto hacia el furgón. Instantes después han salido otros cuatro agentes y han neutralizado, tirado al suelo, pisoteado y esposado al hombre por no acatar las órdenes de un oficial.

La mujer y las hijas del aldeano, viendo la violencia con la que estaban tratándolo han salido del coche para auxiliarlo. Pero poca y vana ha sido la ayuda pues ellas también han recibido varios porrazos para que se alejaran causándole una brecha en la cabeza a la esposa.

Mientras, los demás policías han acordonado la pequeña zona y han seguido pataleando y aporreando al pobre hombre que sólo podía quejarse de los golpes.

Cuando lo han levantado para meterlo finalmente en el furgón, el hombre llevaba toda la cara magullada, varias costillas rotas según han confirmado más tarde en el hospital y un recuerdo de lo ocurrido grabado en la memoria para el resto de su vida.

La mujer ha tenido que darse de baja en el trabajo por culpa de la brecha. El hombre, hospitalizado durante cuatro días y asistiendo al psiquiatra hasta cumplidas tres semanas sin poder trabajar. Sin casi poder moverse y sin haber podido hacer nada mientras recibía tal soberana paliza.

El poder de la policía es inconmensurable y la capacidad de desmontar los hechos y crear una escena irreal envidiable de cualquier director de una película de terror.

Las hijas del aldeano, impotentes, viendo como seis agentes de esos que tantas veces les había contado papi que luchaban contra las personas malas, le estaban arrancando a su padre la vida a golpes.

Lo más triste de todo es que el control de alcoholemia no se llegó a hacer. Al parecer, el grado de alcohol en aquel hombre era lo que menos les importó a los agentes.

(Hecho totalmente verídico)
Pasen buen fin de semana

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno que me cuentes esto... como ya me caían bien los polis.. je...

Yo VI la escena (en una manifestación en la Cibeles) en la que un madero se acerca a una joven que estaba gritando (delito terribilísimo) y le soltó un porrazo en toda la paletilla, derrumbándola. Era una chica de unos... ¿25 años?. Hay que ser BASTARDO, vamos...

mejor no me caliento...

:/

Raúl dijo...

Cuando se tiene algún grado de autoridad se ponen a prueba los valores y la grandeza.

Un policía que actúa así es un peligro para la sociedad. Es una pena que tratar de denunciar a esta gente sea tan complejo.

El sólo hecho de que te atrevas a registrarlo en tu blog, HACE la diferencia.

Nunca dejes de denunciar. Donde estés, recuerda que los humanos estamos para cuidarnos unos a otros.

Yo estudio periodismo, porque creo que la sociedad civil, debe estar pendiente de que la verdad no se oculte...

Amigo, sé que estás indignado, y te entiendo. Ya habrá algunas oportunidades para empezar a cambiar el mundo...

Saludos,

Espíritu Caótico dijo...

Ojalá se pudiera cambiar el mundo, trocito a trocito... pero cuando algo se torna para mejor, ya hay algo más difícil de cambiar esperando para contraatacar. Un salu2

Anónimo dijo...

me he quedado alucinada, mas bien lo que cuentas parece sacado de alguna pelicula de estas de americanos (que esos si que estan como las cabras),aunque tiene que haber se todo en todas partes pero jamas me hubiera imaginado tal barbarie.si no nos podemos fiar de la autoridad,¿como nos vamos a poder fiar de los demas?

estoy de acuerdo con vosotros, a ver si cambiamos el mundo poquito a poco y siempre que sea a mejor.


sonia