domingo, febrero 22, 2009

EL AIRE SABE DIFERENTE

Sobretodo cuando el aire se pega al paladar y nos da para saborear el sonido de un violín y de un piano, el sabor de un poema en voz cautivadora y el beso de un amor al que nos hemos entregado por completo.

Gracias a Rubén Ruiz Galván por dibujarme (tan pronto, hoy) un poema que le envié para que me ilustrara (léase el "envié" como esta mañana y véase el dibujo el recibimiento de esta noche):


EL AIRE SABE DIFERENTE

Salí a disfrutar de un aire que correteaba por delante de la puerta. La arena mojada parecía oler a suciedad y a ron. Mucho ron. Era como cuando mi padre me despertaba los sábados por la noche y me besaba en la frente. Me decía que no le dijera nada a mamá y que me durmiera lo antes posible.

Aquella brisa hizo que se me moviera la camiseta y me dieran ganas de seguir refrescándome con el agua del mar. Así que di veinte pasos, no más, me despojé de las zapatillas y mojé los pies en la orilla.

Levanté los brazos e inspiré profundamente. Noté la necesidad de adentrarme al mar, mojarme y respirar el agua salada por última vez aquel verano. Pero de nuevo ese olor a ron y a pesadillas de fin de semana. Miré en rededor en busca del causante de aquel olor. A pocos metros una botella de cristal reposaba sobre la arena. Estaba tapada por un corcho y contenía un pergamino. Desprendía demasiado olor a ron pero sólo una esquina del pergamino parecía estar mojada.

Vencí la curiosidad, dejé la botella en un lugar más seguro y corrí en busca de aquel baño que tenía tantas ganas de darme, de saltar, de oler a mar por última vez aquel verano.

DAVID COLETO MOZOS

19-09-2003




Gracias Rubén por el dibujo, y gracias por adelantado, por las demás colaboraciones que "SÉ" que haremos. Salu2

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