FIEL GUERRERO

Claro que te añoro,

amigo.

No sabes cuánto me hace falta

el batallón de guerreros

que aportabas

cuando necesitaba superar algo.

El alirón que juntos cantábamos

cada vez que nos veíamos.

Porque nadie jamás nos hubiera derrotado

si tú y yo así lo dictáramos.

Porque nada podría superarnos

si estábamos juntos como estábamos.

Pero ahora no lo estamos.

Y me siento débil sin tu ayuda.

Mediocre.

Cuando junto a tu armadura,

escudo y espada,

era Rey.

Incapaz de afectarme ni el más

impetuoso hechizo del más temible

mago de la región.

Invencible, inmortal,

imperecedero…

Ahora insignificante.

Como una mota de polvo

que recorre el desierto

en busca de un oasis donde

refrescarse.

Pero el oasis se agotó

como se agota la paciencia

del impaciente.

Sólo me queda la sonrisa

con tus evocaciones,

mas la tristeza me ahoga

y entierra la sonrisa

cuando recuerdo que ya

jamás podré contar contigo,

fiel guerrero.

En memoria de mi grandísimo amigo Rubén Gómez Méndez

David Coleto Mozos