a Federico García Lorca
Tardes, sí, tardes, no mañanas ni noches
con orondas ventoleras de fresca sal
serpentea cabizbajo el santo zorro
evadiendo el siseo de otro morro
que transforma su lengua en visceral.
Tardes estivales de incongruencias banales
¿qué dices de tardes estivales, Federico?
que con las tardes nos llega la templanza
mas yo prefiero llenarme bien la panza
de algo que alimente y además, claro, esté rico.
Tardes, rebeldes tardías de sonoras sombras
que con sonajeros de un llanto dulce
bebe periquito pues que bebas ansiado
no aluniza las estrellas a tu lado
sin quererte perdido en estas palabras de cruce.
Tardes estivales a la antigua usanza
quién mata no prepara ni corta
quién corta no mata ni prepara
mas alguien se oculta entre la vara,
no es necio, quién ni mata ni prepara ni corta.
Y tras tardes beneplácitas y estivales
llegan noches alegóricas y sigilosas
zumban los oídos sin alguno recelo
el baile que Morfeo nos ha preparado
cansancio y bostezos cuan niño acostado
viendo al sueño que eleva el vuelo.
Tardes estivales de la bruma placentera
del jaleo que comanda el borrico
caiga el sol, caiga el rayo, caiga la luna,
que mientras llora recién nacido en la cuna
yo me ensueño en tus palabras, Federico.
3 comentarios:
Buen Poema Col!!
Hasta pronto, sigue escribiendo!
Un abrazo!
R. Aguirre.
Me ha molao este estilo.
La verdad es que esta de puta madre.
HAce tiempo que no leo a Federico tendre que reelerlo tambien. Un saludo.
Vamos publica algo ya.
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